Hoy.
Hoy se hace realidad un sueño. Uno de esos sueños que llegó a nosotras como llegan los mejores sueños: sin esperarlo, intenso y dejándonos el regusto agradable de una buena fantasía incluso al despertar. Hoy se materializa un sueño, y lo hace en forma de tapas, páginas y letras impresas.
Hoy sale a la venta Sueños de Piedra.
Lo hemos contado en muchas ocasiones: esta novela no estaba planeada. En principio, no debería haber surgido. Y desde luego, no debería estar a la venta. Esta novela fue un accidente, o más bien una vía de escape. Cuando nos pusimos a imaginarla, lo hicimos simplemente por pasar un buen rato: por divertirnos, por imaginar, por alejarnos un poco de la realidad y simplemente jugar.
Pero Sueños de Piedra no quería ser eso. Fijaos que decimos que ella no quería. La novela, no nosotras. Nuestra intención era hacer una historia de humor, desenfadada, cómica, incluso irrelevante. Una novela de aventuras como las series de animación de fantasía de antes. Pero ella no quiso.
Sueños de Piedra quiso ser mucho más. Y lo fue.
También para nosotras.
Lo que empezó como un juego se convirtió en horas y horas frente al ordenador, pero aún más horas en nuestra cabeza. Lynne y Arthmael, sus protagonistas, junto con el pequeño Hazan, no querían dejarnos en paz en ningún momento del día. Hablábamos de ellos incluso cuando no escribíamos. Los imaginábamos en situaciones que no vivirían nunca. Veíamos más allá de lo que aparecería en la novela. En algunos momentos, pensábamos: ¿te imaginas si esta situación del mundo real la viera Lynne? ¿Qué diría Arthmael al respecto?
Los personajes se hicieron demasiado reales. Siguen siéndolo.
Suena un poco a locura. Quizá lo sea. Nunca hemos dicho que no estemos locas.
Pero volvamos a lo que estábamos hablando: la historia que escribimos para huir de la realidad, para desconectar, para evadirnos, al final ha terminado siendo también la más real que hemos escrito. Y estamos felices de que así fuera. No sabemos cómo nos ha salido (no nos corresponde a nosotras juzgarlo), pero según íbamos escribiendo, nos dimos cuenta de que en la fantasía siempre ha cabido la realidad. Y que queríamos hablar de la realidad. O quizá la historia quisiera hablar de la realidad. Quizá no hemos sido nosotras las que hemos querido hablar de la desigualdad de género, del maltrato o de la inseguridad y de la necesidad de quererse a uno mismo: quizá esa fuera todo el rato Lynne, harta de lo que ha tenido que vivir. Quizá no hemos sido nosotras las que hemos querido hablar de la frustración de fallar en algo que siempre has querido: quizá ese fuese Hazan, en todo momento, demasiado decepcionado consigo mismo por no ser el hechicero que quisiera ser. Quizá, incluso, no fuimos nosotras las que queríamos hablar de reinventarse a uno mismo, de esforzarse, de que para conseguir sueños a veces hay que hacer sacrificios: quizá ese fuese Arthmael, demasiado orgulloso, pero también lo suficientemente obstinado como para no agachar la cabeza y rendirse cuando quiere algo. Incluso si hace estupideces por el camino, porque todos las hemos hecho alguna vez.
¿Y sabéis qué? Estamos satisfechas.
Estamos satisfechas porque hemos dicho lo que hemos querido decir. Porque ellos han dicho lo que querían decir. Porque la historia, como los mejores sueños, no se quedó en lo que nosotras queríamos que fuera: cogió alas, y echó a volar para demostrar todo lo que podía ser por sí misma.
Estamos satisfechas porque nos lo hemos pasado bien. Porque hemos sentido. Porque ocho meses después de poner punto y final a la historia, seguimos siendo esas chicas que piensan en esos personajes. En esos amigos de papel. En esos cuerpos encerrados en palabras.
Estamos satisfechas (incluso si seguro que habrá cosas que podrían mejorarse) porque fueron días preciosos de escribir e imaginar. Porque siguen siéndolo. Porque para nosotras ha sido especial, y quizá eso es lo que de verdad cuente.
Estamos satisfechas, y hoy solo podemos soñar otra cosa con respecto a este sueño: ojalá vosotros también lo estéis. Ojalá sintáis, aunque sea solo un poco. Ojalá escuchéis las voces de Lynne, Arthmael y Hazan tan claras como las oíamos nosotras en nuestras cabezas. Ojalá os riais, y sí, aunque suene cruel, ojalá sufráis. Pero con ellos, siempre con ellos; no por ellos. Ojalá sintáis, porque haceros sentir es lo máximo a lo que podemos aspirar.
Si conseguimos eso, estaréis dándonos otro sueño más hecho realidad.
Gracias por leer. Gracias por acompañarnos. Gracias por soñar.
Y bienvenidos a Marabilia.
Me pasaré esta tarde por un Fnac a ver si lo veo.
Mucha suerte con el libro.
Me gustaMe gusta
Hola chicas!! Si es que muchas veces las mejores cosas ocurren cuando no están planeadas. Debe de hacer sido muy bonito crear la novela cuando, al mismo tiempo, no sabías exactamente qué rumbo iba a tomar (me gusta mucho cuando aquello que escribes decide sorprender al mismo escritor). Estoy convencida de que esta historia será todo un exitazo porque te guste o no la fantasía, aquí descubres que hay mucho más.
Un besazo a las dos ❤
Me gustaMe gusta